Manuelita vivía en Nueva York,
pero un día se cansó
al preguntar al mundo porqué
el dinero y el poder
no sabían como reaccionar
y ella al consumo no quiso entrar.
La invención de la palabra se encuentra en nuestras manos. Eso es divertido y eso es peligroso. En nuestras manos está el mundo, el avance de una industria, la evolución de la mente, dominio ¿o demonio? permanente.