Me gusta tu suspiro
Porque encuentro tu sonrisa.
Me gusta tu suspiro
Porque es el aire que compartimos.
Me gusta tu suspiro
Porque sin tocarnos
Nos conectamos.
Me gusta tu suspiro
Porque te siento vivo.
Me gusta tu suspiro
Pero me encuentro absorvida.
Me gusta tu suspiro
Pero no encuentro el mío.
Me gusta tu suspiro
Pero mi aire se convierte en tuyo.
Me gusta tu suspiro
Pero siento que no vivo
Sin tu suspiro.
Creciente
domingo, 2 de junio de 2019
martes, 12 de febrero de 2019
El Viento
Háblame que de lejos el viento
sopla.
Háblame de lejos que el viento me
acompaña.
Háblame lejos, que el viento me
acerca tu voz.
Háblame, allá a lo lejos, que el
viento me acerca a vos.
lunes, 5 de marzo de 2018
Un día soleado
Un día soleado, de esos en que el cielo azul resplandece. Camino sola. Sin nubes. Lo aclaro como si tuviera una importancia en sí misma. Estoy conmigo. No sé tampoco si es la palabra soledad; en realidad creo que es la A, que me irrita. Lo digo porque no me intimida pero me siento impulsada a tener que aclararlo. Me siento a la defensiva.
Camino con un short, sí bien corto y qué, una musculosa que dejo entrever mi corpiño, también. Camino conversando el camino, reviso todo. Alguna calle cortada por alguna construcción me obliga desviarme. Semiperdida por donde pasar hago caso omiso sigo a la manada. Miro: son todos hombres. Pero continúo como si el prejuicio no me invadiera, me acomodo la mochila en la espalda. Adelante policías de todos los colores ayudaban a restituir el tránsito. Sentí un pellizco, en el ¡CULO! Giré la cabeza de inmediato. El uniformado de azul se reía y apoyaba su sucia mano en su chaleco protector. Lo miré hasta que me esquivó. Dejé que la manada pasara y la atravesé. Sobre una puerta, cuatro uniformados parados con mirada fija. Me dirigí a la mujer. “¿Lo vio?” Dije señalando hacia atrás, incluso sabiendo su respuesta. La mujer de gorra a penas me miró. “¿No pueden hacer nada?” le pregunté inútilmente, y de manera inocente. “No puedo hacer nada” me respondió con una sonrisa irónica. Casi sin pensar pregunté realmente de manera sincera con intenciones de obtener un conocimiento revelador: ¿Para qué están? Esperaba algo así como una definición de diccionario. Con seriedad me respondió de manera inquebrantable: “Para ayudar y restablecer el orden social” Y entonces, “¿Por qué no me ayudan?” “Porque no pasó nada” “¿O sea que van a esperar a que pase algo? ¿No se supone que están para prevenir?” Mientras, se alejaba con sus compañeros que apenas me dirigieron la mirada. Me dijo sin gritar. “Porque no pasó nada” y apoyaba sus manos sobre el chaleco protector.
jueves, 28 de diciembre de 2017
Año nuevo no implica vida nueva
Prometo
ser feliz a pesar de todo.
Como
si una corriente me invadiera, la angustia llenó mis venas, con una tristeza
casi indisimulable, me acerqué a trabajar. Como máquina nos movemos y andamos,
como rutina que comienza y difícilmente frena. Hoy descubrí que me detuve a
pensar… a pensar en: hoy trabajo.
Como
un balde de agua que me cayó encima, me alegré instantáneamente, pero casi a
lágrimas entendí la cuestión. Comprendí qué era lo que me sucedía. Porque a
veces nos encontramos en esa rutina diaria que acríticamente accionamos y no
sabemos el final, y solo resolvemos con seguir; entonces, ¡Tengo trabajo! dije.
Y en un fin de año tan adverso, en el que el cambio fue eje de la rutina, me
alegré de poder continuar. Pero mi alegría no era completa, la tristeza me
invadía porque así caí en la cuenta que como yo, compañeros, amigos y desconocidos,
a montones caminaban… caminaban a su trabajo como un día más para llegar a ser
informados que en tan sólo tres días no sólo ellos si no canales enteros dejarían
de funcionar. Así me viene la angustia individual, de cada uno, 2, 3, 4… 178,
179, 180, ahora desempleados, que en un sistema que no le da oportunidades a nadie,
deben reestructurar sus vidas y familias para seguir; a su vez, la angustia colectiva,
social, de perder voces, de perder imágenes que abren ventanas al mundo y el
vaciamiento tan increíble de contenidos que anula el derecho a Libre Expresión.
Y a
pesar de este fordismo que en lo personal me distrae, encuentro las palabras y
escribo lo que pienso, porque creo fervientemente que, la única lucha es la que se abandona. El que calla otorga. Que unidos venceremos.
Y
sostengo que: la comunicación es la
primera de las bases, porque la información
hace el conocimiento, éste a la libertad.
CONSTITUCIÓN NACIONAL ARGENTINA
Artículo 14- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: De trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.
Porque
se vienen tiempos ásperos, porque la Educación
pública me enseñó lo que soy, y me enseñó que la mejor arma es el
pensamiento, el pensamiento crítico,
pero que uno sólo no puede, que la construcción colectiva ayuda a la pluralidad, a la diversidad, a la lucha. Que
solo unidos los problemas individuales se convierten en cuestiones sociales y
así las banderas se visibilizan. Por esto y he decidido no callar, y abrir mi
pequeño espacio a la discusión. A ver qué sucede afuera, y qué le sucede al
otro.
NUNCA
MÁS
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